Lo que me encuentro nada más llegar.
Ya han pasado unos días desde que llegué a Honduras.
Posiblemente haya sido la semana más intensa de mi vida.
No sé cómo empezar a contaros todo lo que ha sucedido durante este tiempo. Me decía una amiga, al hilo del huracán que hemos tenido en Honduras, que posiblemente el mayor huracán fuese es el que estaba sucediendo dentro de mí. Y así ha sido.
Ha habido momentos buenos y malos, trocitos de cielo en la tierra y momentos de profunda angustia y tristeza. Esta primera semana mi cabeza y mi corazón eran una continua montaña rusa, con grandes cuestas en un breve espacio de tiempo.
Desde que llegué me ha tocado encontrarme con realidades que apenas sabía que podían llegar a existir. Ha sido caer en un país nuevo, con un mismo idioma pero una cultura distinta.
He visto pobreza, mucha pobreza, demasiada pobreza.
El Padre Patricio montó las escuelas y centros infantiles en los lugares más remotos, en las zonas más abandonadas, allí donde no llega la electricidad o el agua, donde la pelea de cada día es lograr algo con lo que alimentar a los hijos o donde la figura paterna y su afecto es un mero espejismo.
Resulta muy complicado describir con palabras estas realidades, creo que hay que palparlas para poder asomarse a ellas. La pobreza te recorre el cuerpo, la ves, la oyes, la hueles. Te rodea un sentimiento de impotencia, de falta de entendimiento, de frustración y solo te sale clamar al cielo: ¿Por qué permites esto Dios mío?
Sin embargo en medio de todo esto está ACOES. Están los misioneros que dedican su vida a dar una oportunidad a estos niños y jóvenes, están las Populorums (las chicas que residen en nuestra casa) que nos reciben con una increíble hospitalidad, están los jóvenes que voluntariamente colaboran en el proyecto, están los voluntarios que vienen a aportar su granito de arena... Me gusta definir esta misión como un rayo de luz donde aparentemente reina la oscuridad.
Con estas líneas no trato de exagerar la situación o de buscar compasión, solo trato de intentar abrir un poco los ojos a ti lector a una realidad que posiblemente no conozcas, que como mucho la hayamos visto en la televisión, pero que realmente existe y arrincona a un brutal porcentaje de la población.
Me venía a la cabeza un vídeo del DOMUND que me marcó mucho y me gustaría compartíroslo, igual también te ayuda :)
¿Qué hace Dios por los que sufren?
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