Año nuevo, vida nueva.
Buenas tardes amigos!
Antes que nada, queridos lectores del blog, pediros disculpas, por mi ausencia durante este último mes. Como sabéis, he vuelto de vacaciones a España y es por esto, que apenas he tenido tiempo para escribir. La verdad que han sido unos días maravillosos. Es posible, que con el paso de los días, los idealice un poco, pero francamente, han sido increíbles. Unas navidades llenas de reencuentros, de momentos de familia, de crecer en pareja, de amigos, de scouts... Unas semanas para volver a ser consciente de la suerte que tengo, de lo bien rodeado que estoy con vosotros y... recargar pilas para lo que se viene!!
Es verdad que tampoco me he parado a pensar mucho sobre la experiencia, los contrastes, posibles soluciones, cambios en mi vida... el objetivo era pasar unos días con la familia, cuidando y dejándome cuidar 😉. Como me decía el párroco, la experiencia todavía no ha terminado, así que tampoco he hablado demasiado, ni (creo) he dado mucha cátedra sobre la vida jeje. Supongo que la vuelta más complicada será la de finales de mayo, pero hasta entonces queda mucho por hacer aquí.
Ahora mismo me encuentro en Copán Ruinas, al noreste del país, a escasos cinco kilómetros de la frontera con Guatemala. A esta pequeña ciudad llegué ayer después de un viaje bastante largo desde Tegucigalpa. Cuando aterricé el miércoles en tierras catrachas aún no tenía claro que me viniese a vivir aquí, pero sin pensarlo demasiado decidí venirme a este nuevo proyecto.
Los tres días en Tegucigalpa fueron para (re)ubicarme un poco, visitar las oficinas de migración, saludar y despedir a los conocidos y amigos de la capital y hacer las mochilas rumbo a Copán. La verdad que fue un momento duro el abandonar la habitación de la Populorum San Fermin donde he vivido desde que llegué el 5 de octubre. Ahora mismo ya lo sentía como un trocito de casa, un espacio de confort, un lugar donde estar tranquilo, relajarme y refugiarme ante las adversidades del mundo. Pero está claro que los planes de Dios eran otros, así que cerrar las maletas, cargarlas en el coche y directos a Marcala, donde pasamos noche y al día siguiente emprenderíamos el viaje a Copán, desde donde os escribo este post.
La misión aquí será muy distinta a la de Tegucigalpa. Aquí vivimos directamente en la casa y en apenas una semana daremos la bienvenida a las chicas (entre 16 y 18 años) que se incorporan al proyecto. Ellas vienen aquí a cursar sus estudios de bachillerato, provenientes de zonas indígenas y nuestra misión es acompañarles y ayudarles en este proceso. Me recordaba a un campamento scout pero en intensivo jeje. Será exigente a nivel de compromiso, de implicación emocional, de gestión (hay también niños apadrinados y alguna escuela del proyecto en áreas rurales cercanas)... Pero es una auténtica experiencia de misión, de cuidado, de enseñar y de aprender... estoy convencido de que será, sobre todo al principio, algo duro y complicado, pero va a ser una auténtica escuela de vida.
Ya veis, como decía en el título, año nuevo, vida nueva. Se viene un 2023 lleno de retos, de decisiones, de grandes momentos de compartir... Antes de finalizar, me gustaría compartiros una frase que tenemos nada más entrar en casa que a los papás les gusta mucho y también nos la han inculcado desde pequeños, que me parece que puede resumir este nuevo comienzo y esta nueva etapa en la experiencia de misión.
No cansarse nunca de estar
empezando siempre.
(P. Tomás Morales)
Igual también te ayuda. Un fuerte abrazo desde Honduras, gracias por estar ahí.
PD. El próximo post un house tour de la nueva casa. 😉
Ha sido un gran regalo "sorpresa" el que hayas pasado las navidades en casa. Seguro que haces mucho bien en tu nuevo destino. Sabes que nosotros te acompañamos desde aquí, pero El siempre va contigo.
ResponderEliminarGracias por tanto! Separados físicamente pero muy unidos en el corazón. :)
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