La vida se juega en los pequeños detalles.

 Buenas tardes amigos, ¿Qué tal va todo?

    Cómo bien sabéis, estos días he estado en Tegucigalpa haciendo bastantes cosillas que teníamos pendientes. Han sido unos días intensos, muy ajetreados, de bastante trabajo, pero en los que he tenido bonitos momentos de plática mientras tomaba un café con amigos que hemos ido dejando en la capital hondureña.

    A su vez, lo bueno de salir de casa, es también regresar al hogar. Cuando recorremos las últimas calles para llegar a la populorum a uno le da la sensación de que está volviendo a su casa, a la que pertenece desde hace mucho tiempo. En parte se puede deber a que el viaje es larguísimo o a que sabes que hay un puñadito de personas a las que has cogido mucho cariño esperándote en tu regreso.

    El otro día, mientras comía en el comedor, se me acerco una de las güirras* de la casa y me pregunto:

- Miguel, ¿hay que olvidar todo? ¿Es bueno guardar rencor?

    La verdad que entre bocado y bocado de arroz con frijoles me dejó un poco descolocado. Se me pasaban por la cabeza casos concretos de Honduras y de España. En un microsegundo recordé mujeres que han sido abusadas, hijos huérfanos por la violencia que se vive aquí, víctimas del terrorismo; y me vino también a la mente la película de Maixabel, acerca del perdón y la memoria en un asesinato de la ETA, que en mayor o menor medida, todos hemos conocido.

    Le contesté que sí. Que desde mi opinión lo mejor es perdonar y olvidar. Pero no lo respondía desde un punto de vista misericordioso del que Jesús nos habla (no eral el momento de explicar el 70 veces 7), sino desde un punto de vista casi "egoísta" y sanador, buscando tu propio bienestar y salud personal. Le explicaba cómo vivir con odio no te hace perdonar, no hace que se remedie el daño que te han hecho... sino que practicamente lo aviva más. Ponía el ejemplo de una herida, una herida grande y abierta, que duele mucho y que apenas puedes olvidarte de ella. Sin embargo, guardar rencor es como echar sal en esa herida, volver a revivir el sentimiento de odio y provocarte más dolor. La persona que te ha dañado no va a sufrir más o menos porque tú le guardes o no rencor, sin embargo tu sí.

    Ella me contestaba, como me contestan (y me contestáis) muchas veces, que mi visión era muy idealista y muy bonita, pero muy dificilmente ejecutable en la vida. ¡Por supuesto que es muy difícil! le contestaba yo, sin embargo es a lo que aspiramos, al ideal, buscando ser más felices y poder continuar nuestra vida. Porque perdonar a una persona que ha hecho daño a tu familia, no supone olvidar a tus seres queridos. Posiblemente, los quieras y los cuides más, porque te has quitado la venda del odio, que va endureciendo tu corazón y no te permite sanar y volver a confiar. "Es cómo si dañase tu capacidad de amar" le decía de forma tranquila y pacífica.

    Ella ha sufrido mucho, lo sé, y me lo preguntaba evitando hablar de ella misma, pero dejaba claro que guardaba ese rencor. 

Y Miguel, me pregunto timidamente, ¿cómo puedo perdonar?

    Y aquí a mí ya se me iluminaron los ojos, ya sabéis lo que me gustan estas preguntas "filosoficovitales", me puse manos a la obra a pensar una respuesta lo suficientemente convincente sin perder la empatía hacia una persona que estaba sufriendo.

    Mira, le dije mientras apuraba la última cucharada de frijoles, -realmente es muy complicado mejorar como persona, porque supone cambiarte a ti mismo, tu don más preciado. Una vez me dijeron que si deseas ser como una persona "Actúa como si fueras quien desearás ser". Es decir, si quieres ser generosa, actúa como si lo fueras, comparte cada cosa que puedas compartir. Si quieres ser una persona alegre y agradecida, actúa continuamente desde el agradecimiento y la alegría. Si quieres tener la habilidad de perdonar, entrena continuamente el perdón y sin darte cuenta, te habrás convertido en una persona misericordiosa y con capacidad de perdón. Lograr una habilidad o una "personalidad mejorada" consiste en ir haciendo el hábito de ir haciendo las cosas sencillas de una forma mejorada.-

    Y esta es la conclusión a la que llegué y hoy os comparto en esta entrada: La vida se juega en los pequeños detalles. Nadie llega a perdonar al asesino de su mujer, si antes no ha perdonado pequeñas faltas que le han ido cometiendo. Nadie llega a hacer una gran donación cuando le toca la loteria, si no ha ido dando a los necesitados un poco de lo que ha ido teniendo. Nadie es capaz de agradecer su vida completamente, si no ha ido desarrollando poco a poco el hábito de ser agradecido.

    Además, le decía a la chica: -conforme consigas ir adquiriendo este hábito que pasa a formar parte de tu personalidad, menos te va a costar. La primera vez que perdones, des algo de dinero o pidas perdón, te costará, pero a medida que lo vayas interiorizando te será más fácil, porque sencillamente, habrás pasado a formar parte de lo que eres. Dicen que con el deporte pasa lo mismo, pero yo todavía no lo he intentado- le dije mientras acabábamos la conversación con una sonrisa.

    No se si compartís mi reflexión, si os ha parecido interesante, de hecho no se si alguno habrá llegado hasta aquí, pero bueno, me apetecía contároslo. 

Un abrazo muy fuerte desde estas tierras catrachas,

Miguel

Pd: Muchísimas gracias por ser luz en la oscuridad. He recibido 20 veces más de lo que había pedido. Solo tengo palabras de agradecimiento, sin vuestra ayuda, esto no sería posible.

*Güirra: Vocablo hondureño para designar a una joven, niña o muchacha.

La Vida se juega en los pequeños detalles.



Comentarios

  1. Claro que hemos llegao al final mendicus

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  2. Uff Miguel!! !!¡Esto si que tiene miga! a leerlo, releerlo y ponerlo en práctica. ¡Gracias!

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